Gran parte de la conversación que ha surgido alrededor de la serie de Luis Miguel en Netflix es sobre la relación con su padre. Luisito Rey se ha alzado como el gran villano de la historia gracias a su personalidad manipuladora y los estragos que causó en la vida y personalidad de su hijo. La cuestión está en que, lo que es fácil de ver para nosotros como espectadores, pareciera imposible de ver para Luis Miguel. ¿La razón? Es más difícil tener perspectiva cuando estás dentro de la relación y vives la situación en primera persona.
Esto nos ha llevado a preguntarnos: ¿cómo se puede lidiar con una relación familiar tóxica? La respuesta es más complicada de lo que parece, así que hablamos con la psicóloga Adriana García de Mente y Psique, especialista en Terapia Racional Emotiva Conductual, quien nos ayudó a encontrar la respuesta.
“Nuestra cultura nos ha enseñado que la familia es intocable y no debemos hacer nada que nos aleje de ella, pero ¿qué pasa cuando nos están haciendo más mal que bien? Seguramente hemos escuchado la frase “la familia no se elige, los amigos, sí”, y esto se vuelve un mandato que no podemos romper en donde nos vemos obligados a soportar cualquier conducta de nuestros familiares, por más dañina que sea”, explicó.
Que hacer con un familiar toxico
Lo primero será identificar la conducta, relación o persona que está teniendo un impacto negativo en tu vida:
“El identificar conductas que nos lastiman es el primer paso para poder poner un alto, aunque muchas veces no son tan fáciles de ver. La manipulación es una conducta que se puede presentar con frecuencia en familias, tanto entre padres e hijos como con la familia extensa, exigen y no podemos decir que no pues tenemos un lazo invisible que nos obliga a cumplir cualquier cosa que nos pidan. Las exigencias, tanto de padres a hijos como de hijos a padres, se han vuelto cada vez más comunes, se vive con la necesidad de cumplir lo que el otro espera de nosotros, aumentando nuestros niveles de angustia pues las expectativas ajenas son imposibles de cumplir, generando en nosotros un sentimiento de minusvalía y fracaso. Debemos recordar que la violencia no es únicamente física si no también psicológica; se puede identificar con los ejemplos que mencionamos previamente, y detectando insultos, gritos o cualquier expresión de que no podemos/sabemos realizar una actividad”.
El segundo paso será cuestionarnos y evaluar cómo nos hace sentir:
“La mejor manera de evaluar si estamos en una relación dañina es haciéndonos las siguientes preguntas ¿el seguir aquí me ayuda a tener una mejor salud física?, ¿mantener la relación me acerca a un bienestar emocional?, ¿estoy luchando por seguir mis objetivos? Si la respuesta de alguna de estas preguntas fue “no”, quiere decir que la relación en la que estás está siendo dañina para ti”.
Que hacer con un familiar toxico
Y después, ¿qué hacer al respecto?
“Si después de platicar y comentar como se sienten ambas partes, la actitud de la otra persona no cambia debemos hacer una evaluación sobre terminar la relación con eso persona, si no es posible terminar con la relación lo que debemos hacer es establecer ciertos límites personales para prevenir que nos dañen, el más importante es el saber decir que “NO” cuando no estamos dispuestos a hacer algo. La culpa puede ser una de las principales razones por la que no nos alejamos de este daño y preferimos soportar el dolor que ir en contra de lo que nos enseñaron sobre la familia. Lo más importante es mantener un canal de comunicación adecuado con todos los miembros de la familia, poder expresar cuando estamos siendo lastimados o cuando nos molesta algo que están haciendo, esto se logra preservando un ambiente de respeto y de cooperación que debemos cuidar y enseñar a los demás”.
De igual forma, puedes buscar herramientas adicionales para trabajar de forma positiva en la relación:
“De acuerdo con estudios realizados por la psicología positiva, el incremento en las prácticas de gratitud ayudará a promover un ambiente familiar enfocado a las fortalezas y habilidades, esto nos ayudará a desarrollarnos en un ambiente de respeto y no reproducir patrones previos. Una manera de hacerlo es con el “Pizarrón de la gratitud”, consiste en un corcho o pared en el que se colocan notas adhesivas completando la frase “Hoy me siento agradecido por…”. Se debe realizar todas las noches en familia y pegar la aportación de cada miembro en el pizarrón”.